2025, un dÍa a la vez

Mientras estoy sentada en un salón de preescolar en Nosara, observó la sencillez y la presencia con que los niños y niñas viven cada momento. Es impresionante lo conectados que están, simplemente siendo ellos mismos y disfrutando de la clase. Esto me hace reflexionar sobre lo complicados que somos a veces los adultos. Tenía razón Antoine de Saint-Exupéry en El Principito al decir: “Los hombres se meten en los rápidos, pero no saben dónde van ni lo que quieren. Entonces se agitan y dan vueltas.” Muchas veces dejamos de observar y disfrutar lo sencillo por vivir al ritmo que esta sociedad nos demanda.

Cada inicio de año llega cargado de nuevos deseos, metas y resoluciones, pero también de presiones. Se dice que enero es como un lunes: un reinicio en el que nos proponemos nuevas cosas. Nos preparamos para preguntas como: “¿Qué esperas de este año?” o “¿Ya hiciste tu lista de metas?”. Sin embargo, ¿qué pasa cuando, a finales de enero, no seguimos al pie de la letra esos objetivos? Tendemos a autosabotearnos y dejamos todo para el siguiente año. Estas presiones pueden generar malestar emocional: baja autoestima, frustración, desesperanza, cansancio, entre otros.

No está mal establecer metas y escribirlas; son necesarias. Pero debemos recordar que el inicio de año no es un día mágico que cambiará nuestra vida. Al final, es una fecha como cualquier otra. Lo que realmente importa es la constancia y la perspectiva desde la que abordamos nuestras metas.

Esto me recuerda el Salmo 37:23-24:
“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.
Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.”

Este pasaje nos enseña que, aunque es importante tener rutinas, estructura y planificación, debemos hacer de estas un hábito constante durante todo el año, no solo en enero. Y cuando nuestras metas se vean interferidas por situaciones fuera de nuestro control, debemos mirar a Dios, sabiendo que Él ordena nuestros pasos y nos levanta cuando fallamos.

Seamos como los niños: vivamos conectados y presentes, confiando en Dios un momento a la vez. Establezcamos metas en cualquier momento del año, no solo en enero. Por ejemplo, si decides empezar a leer la Biblia el 20 de mayo, está bien. Si no logras un objetivo hoy, inténtalo mañana.

Empieza a tu ritmo, según tu necesidad, y avanza poco a poco. Da pasos lentos pero seguros.

Ejemplos prácticos de metas:

  1. Caminar: Si quieres empezar, hazlo por 10 minutos al día. Pronto te darás cuenta de que puedes llegar a 15 minutos o más.

  2. Leer un libro: Divide la cantidad de páginas por los días que planeas leerlo. Por ejemplo, si el libro tiene 100 páginas y quieres leerlo en 8 días, deberías leer 12 páginas diarias.

  3. Compromisos diarios: Propón algo como: “Hoy me comprometo a ser más consciente de mí misma. Si siento que me estoy desviando de mi meta, respiraré profundo y retomaré mi actividad.”

Si un día no logras tu objetivo, no te preocupes. Bienvenida al club: nos pasa a todas. Lo importante es retomarlo al día siguiente.

Sé compasiva contigo misma y vive a tu propio ritmo. Un día a la vez.

Por un 2025 sin presiones, viviendo conscientes de cada momento.

Les regalo un fondo de pantalla para el celular :)

Versículo Lema: “Cuando mi mente se llenó de dudas, tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.” Salmos‬ ‭94‬:‭19 RV-60

Naty Alvarado

Natalie es parte del Equipo de Psicología Real, es Psicóloga Clínica y tiene 10 años de experiencia trabajando con población infanto-juvenil.

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